Verduras y hortalizas de otoño
La llegada de una nueva estación, en este caso el otoño, invita siempre a variar diferentes rutinas, ya sea porque se renueva la vestimenta o porque supone despedirse de temperaturas más elevadas, propias de la época estival. En el ámbito de la agricultura también sucede esto y es que la cosecha no ha de ser la misma durante todo el año, se debe adaptar al clima en todo momento. Antes de comenzar a cultivar, la primera tarea imprescindible es adecuar el terreno a las distintas circunstancias climatológicas de cada región. Si lo que se pretende es cambiar de hábitos alimenticios, las verduras de la temporada de otoño son perfectas para ello ya que existe una gran variedad de verduras y hortalizas donde poder elegir. Empieza la época de las zanahorias, remolachas, ajos y una gran variedad de hortalizas, que combinadas entre sí, pueden convertir a cualquiera en experto culinario.
¿Por qué cultivar en otoño?
Para conseguir un buen cultivo es importante que se tenga conocimiento de los frutos que se van a plantar. Solo de este modo se podrá sacar el máximo provecho de cada plantación. El otoño es una de las mejores temporadas para empezar los cultivos de inverno, debido a que es la temperatura idónea para fortalecer el suelo y arreglarlo para dar paso a un buen cultivo de cara a los meses más fríos.
El otoño, que comienza el 22 de septiembre y finaliza el 21 de diciembre, proporciona algunas de las verduras y hortalizas más nutritivas, que no deben faltar en ningún huerto.
Tipos de verduras de otoño
Las acelgas (beta vulgaris var. cicla), se caracterizan por ser aptas para plantarse durante todo el año. Sin embargo, como sucede con muchas otras verduras, estas también tienen una época que se adecua más a sus necesidades. La temperatura óptima para su desarrollo debe oscilar entre 15 y 24 ºC.
Son capaces de aportar la cantidad de calcio necesaria para el organismo si son consumidas de manera frecuente. Además, proporcionan un alto porcentaje de magnesio y vitamina K y, gracias a la prolífica cantidad de nutrientes que hay integrada en ellas, ayudan a cuidar y conservar el buen estado de los huesos.
Quizá el ajo (allium sativum) sea una de las verduras más utilizadas y consumidas en todo el mundo. Sus sabores y aromas únicos no pasan desapercibidos, cuyas cualidades organolépticas la convierten en una pieza imprescindible y en un toque distintivo para una gran variedad de recetas.. Asimismo, se pueden comer sin cocinar, de hecho son muchos los profesionales que recomiendan usarlos crudos, para servirse de todas sus propiedades. Pero para que sus nutrientes se puedan aprovechar de la mejor manera posible, es conveniente que sean plantados en la época adecuada. En este caso, los meses de otoño son los más idóneos para su cultivo.
Una de las grandes ventajas de su ingesta es la inmensa cantidad de vitaminas que proporciona, entre las que destacan la C y B6. Además, se distingue por ser considerado un antibiótico natural, así como participar en un mayor control del colesterol.
Aunque precisen de climas fríos, las zanahorias (daucus carota), también necesitan un poco de sol. Es por eso que el otoño es la estación perfecta para que sean incluidas en el huerto. Considerada uno de los alimentos más sanos, sus propiedades se ven acentuadas si son cultivadas de manera adecuada. Se aconseja su consumo asiduo para una mejor calidad de vida.
Entre la multitud de beneficios que proporciona, uno de los más aclamados es la prevención del envejecimiento y el cuidado de la piel gracias a las altas cantidades de Betacaroteno. Pero además, estimula el apetito llegando a ser una gran aliada en la cura de enfermedades, como por ejemplo, la anorexia.
Cada vez es más común encontrar recetas que incluyan como principal ingrediente los guisantes (pisum sativum). Su consumo se ha extendido alrededor del mundo con una velocidad vertiginosa. Debido a la gran demanda, es fácil encontrarlos todo el año, pero no siempre tienen la misma calidad. Para conseguir extraer el mejor sabor y aroma, deben comenzar a sembrarse en otoño, en regiones donde las temperaturas oscilan entre los 16-22 ºC.
Esta maravillosa hortaliza es considerada una importante fuente de proteína vegetal y otros minerales como el calcio, sodio o hierro. Ayuda a estabilizar el azúcar en la sangre y puede evitar padecer enfermedades relacionadas con el corazón.
Por último y no menos importante, la remolacha (beta vulgaris), se encuentra entre las hortalizas mejor capacitadas para soportar tanto temperaturas cálidas como frías. Sin embargo, plantarla inmediatamente después del verano, es el momento perfecto para conseguir los mejores resultados en lo que se refiere a su aspecto y sabor.
Es rica en vitamina C, aporta hierro. Además, tiene una potente acción de hidratación y revitalización para el organismo. Son numerosos los estudios que aseguran que su consumo previene la aparición de tumores.
Se trata de una época del año que se caracteriza por abarcar la mayor versatilidad en lo que a cosecha se refiere. Durante estos meses, la productividad de algunas de las verduras de otoño que más se consumen se ve aumentada, de modo que, para aprovechar al máximo esta situación, solo hay que saber los pasos que se han de llevar a cabo en cada momento.